Carmen, artesana apasionada por el calado tradicional, ha decidido ir más allá de la técnica heredada y darle un giro creativo a una de las artesanías más antiguas de Canarias. “Esta artesanía no ha cambiado en muchísimos años, y mi objetivo es hacer algo más ponible, más de diario, que el calado esté presente en lo cotidiano”, afirma.
Su propuesta es innovadora y delicada: tomar las flores clásicas de los manteles y transformarlas en piezas de joyería, marcadores de libros, camisetas y objetos decorativos, integrando el arte del calado en nuevas formas. Su seña de identidad es clara: dejar atrás el hilo blanco tradicional y apostar por hilos de colores brillantes o de seda, que aportan frescura y elegancia a cada creación.
Presente en la feria artesanal de Antigua durante diez años consecutivos —salvo la pausa obligada por la pandemia—, Carmen ha construido una relación especial con el público. “Ya viene gente que me pregunta ‘¿Qué es lo nuevo que tienes este año?’”, comparte con entusiasmo.
Este año, con un ambiente más relajado y pausado, ha podido hacer lo que más le gusta: explicar con calma su trabajo, compartir el alma de cada pieza. Una fusión de tradición y vanguardia que convierte el calado canario en un arte vivo y actual.