Juntos por Pájara–Nueva Canarias ha denunciado este viernes la «desidia» del grupo de gobierno municipal frente a la plaga de Diocalandra frumenti que está acabando con el palmeral del municipio, uno de los principales patrimonios naturales y paisajísticos del sur de Fuerteventura.
«El palmeral se desmorona por la plaga y por la absoluta falta de control por parte del Ayuntamiento. Lo que estamos viendo es un desmantelamiento lento de uno de los símbolos ambientales de este municipio», señala el grupo político en un comunicado emitido tras una visita a las zonas afectadas.
Zonas como Morro Jable (especialmente detrás del colegio), Solana Matorral, la bajada al muelle, Costa Calma o la Madre del Agua en Ajui muestran un panorama de abandono. Decenas de palmeras han caído, y las últimas dos se desplomaron a escasos metros de la vía pública. «No hubo víctimas por pura suerte. Pero la pregunta es evidente: ¿cuánto falta para que esa suerte se agote?», advierten.
Desde Juntos por Pájara–Nueva Canarias recuerdan que han alertado reiteradamente sobre el avance de la plaga sin obtener respuesta. «A día de hoy no existe un censo actualizado del número de palmeras en el municipio. Estas palmeras no son decoración, son paisaje, historia y parte del patrimonio natural del sur de Fuerteventura», subrayan.
Frente a esta situación, el grupo municipal exige al alcalde y al grupo de gobierno:
La elaboración y ejecución de un plan integral de seguimiento y tratamiento fitosanitario, dotado de medios técnicos y humanos suficientes.
La actualización urgente del inventario del palmeral, incluyendo indicadores de riesgo.
La implementación de medidas preventivas inmediatas en zonas escolares y espacios de uso público.
Un compromiso firme con la protección del paisaje y la seguridad ciudadana.
«Mientras en otros municipios del archipiélago se activan protocolos para frenar la Diocalandra, en Pájara no se ha movido ni una hoja… salvo las que caen muertas al suelo», concluyen. Para Juntos por Pájara–Nueva Canarias, si no se actúa ya, el problema dejará de ser solo ambiental para convertirse también en una grave irresponsabilidad política.
