El secretario de Alimentación y Soberanía Alimentaria del PSOE de Fuerteventura, José Cabrera, agradece “con especial énfasis” el apoyo público de la Fecam. “Esta idea que trabajamos desde Fuerteventura para dar soluciones realistas a un problema de Fuerteventura, pronto despertó el interés de otras islas e inició su tramitación regional en el Parlamento”, explica José Cabrera, “pero que los municipios, que son las instituciones que realmente viven este problema, se sumen a la creación del Banco de Tierras de Canarias quiere decir que acertamos en la solución y que hay un verdadero compromiso para ponerla en marcha”.
Un Banco de Tierras como el propuesto por el PSOE para Canarias actúa de punto de encuentro entre propietarios de tierras ociosas y personas interesadas en trabajarlas, simplificando los procesos administrativos mediante una ventanilla única y articulando fórmulas jurídicas de cesión y arrendamiento que garanticen seguridad para ambas partes. Asimismo, facilita la recuperación de fincas en desuso, la producción de alimentos de kilómetro cero, la protección de los suelos y su biodiversidad y la puesta en valor de los usos tradicionales.
En su exposición de motivos, la PNL señala que en Canarias existe una importante superficie de tierras agrícolas, ganaderas y forestales en situación de abandono o infrautilización. Se calcula que unas 85.000 hectáreas de suelo agrario canario están en desuso, teniendo actividad sólo el 30% de la superficie susceptible de albergar actividad agraria o ganadera.
El Banco de Tierras de Canarias se basa en casos de éxito en otros lugares de España, donde la agricultura y la ganadería de nueva generación, gestionadas a través de bancos de tierras, han servido de palancas para revertir la despoblación y empobrecimiento de sus territorios (lo que se conoce como “la España vaciada”).
El abandono del campo genera efectos múltiples: pérdida de biodiversidad, incremento del riesgo de incendios forestales, incremento del riesgo de inundaciones, desempleo rural, despoblación, erosión del suelo y degradación de paisajes tradicionales. Todo ello compromete los objetivos de sostenibilidad, cohesión territorial y soberanía alimentaria del Archipiélago.