La actividad ha sido posible gracias a la coordinación entre la Fundación Chekipa, el CEIP La Lajita y las entidades vinculadas —Oasis Wildlife Fuerteventura, Garden Center Fuerteventura y Compost Majorero—, que han facilitado los recursos técnicos, humanos y educativos necesarios para el desarrollo de esta jornada formativa. Una acción cuidadosamente diseñada para esta ocasión, enmarcada dentro de la línea de trabajo de la Fundación con centros que comparten su compromiso con la sostenibilidad y la educación ambiental.
Educación ambiental desde la práctica La actividad se desarrolla con el objetivo de fomentar entre el alumnado valores de conciencia medioambiental desde edades tempranas, promoviendo una actitud activa y reflexiva ante los retos ecológicos de su entorno. Uno de los ejes fundamentales ha sido el aprendizaje de las tres R: reducir, reciclar y reutilizar, pilares esenciales para avanzar hacia una gestión más responsable de los recursos y una economía circular.
Gracias a esta experiencia, el alumnado ha podido observar cómo algo que normalmente se descarta —como restos vegetales o estiércol— puede transformarse en un recurso útil. A lo largo del recorrido por la planta, han seguido el trayecto que recorre la materia orgánica desde su entrada como residuo hasta su transformación en compost, un abono natural que vuelve a nutrir el suelo. Esta actividad, en contacto directo con los espacios, los olores y los materiales, ha convertido el aprendizaje en una vivencia tangible y cercana. Así, los estudiantes interiorizan de forma natural que su papel —en casa, en el colegio, en su entorno— también cuenta para avanzar hacia un modelo de consumo y producción más sostenible.
Del residuo al recurso: el proceso de compostaje Durante la visita, los estudiantes conocieron el proceso que se sigue en Compost Majorero para transformar residuos en abono. Todo comienza con la recolección de restos orgánicos procedentes, en su mayoría, de las propias instalaciones de Oasis Wildlife y Garden Center, a los que se suman los restos de poda de parques y jardines del Ayuntamiento, así como aproximadamente el 50 % de los residuos vegetales que se generan en la isla. Además, la planta recibe subproductos ganaderos como estiércoles, purines y lactosuero, contribuyendo no solo a la protección medioambiental, sino también al fortalecimiento de la economía circular y al apoyo a otros sectores productivos.
Estos materiales se trituran y se agrupan en pilas al aire libre, donde se inicia un proceso natural de descomposición. Durante varios meses, estas pilas se voltean regularmente y se controlan factores como la temperatura, la humedad y la oxigenación para asegurar una fermentación eficiente. El proceso se desarrolla bajo criterios técnicos rigurosos, con seguimiento constante para garantizar la calidad y estabilidad del compost. Una vez alcanzado su punto óptimo de maduración, el material se criba y se convierte en un abono de alta calidad, registrado como insumo utilizable en agricultura ecológica y apto para cultivos sostenibles.
Al finalizar la actividad, cada participante recibió una muestra de compost elaborada en la planta para utilizarla en casa, como forma de reforzar el aprendizaje y acercarlo a su vida cotidiana.
“La visita del alumnado ha sido una experiencia enriquecedora. Es fundamental que desde pequeños comprendan la importancia de gestionar adecuadamente los residuos y cómo, a través del compostaje, podemos transformar lo que consideramos desechos en recursos valiosos para la agricultura y el medio ambiente”, ha afirmado Orlando Cabrera, gerente de Compost Majorero.
Con iniciativas como esta, la Fundación Chekipa reafirma su compromiso con la educación ambiental, apostando por experiencias transformadoras que conecten a las nuevas generaciones con los principios de sostenibilidad, responsabilidad ecológica y economía circular.