En la Feria Insular de Artesanía también conversamos con Sergio, un artesano de Giniginamar que ha hecho del trabajo con muñecos y muñecas una expresión creativa que comenzó como pasatiempo, pero que ha ido ganando terreno en su vida.

“Hace tres o cuatro años empecé como hobby, hasta que todo lo que hacía fue invadiendo mi casa… ahí me planteé qué hacer con tantas cosas, y decidí hacerme artesano”, cuenta Sergio. Desde entonces, obtuvo su carné de artesano y participa por segunda vez en esta feria insular.

Aunque su dedicación es evidente, Sergio reconoce que la artesanía sigue siendo una actividad poco valorada económicamente. “Yo no vivo de esto. Estoy empezando, pero tampoco me lo planteo por ahora porque la artesanía, en general, no se valora lo suficiente”, afirma con honestidad.

Detrás de cada una de sus piezas hay muchas horas de trabajo minucioso: “Solo pintar una carita me lleva unas dos horas. Luego hay que hacer el cuerpo, rellenarlo, coser la ropa… hasta los zapatos los hago yo”.

Su historia es un reflejo del espíritu artesano: dedicación, detalle y pasión por crear, incluso sin la promesa de rentabilidad. En Giniginamar y en Fuerteventura, el arte hecho a mano sigue creciendo gracias a personas como Sergio.