El portavoz de CONTIGO Tuineje, José Manuel Quintana, ha compartido una reflexión a través de un artículo de opinión remitido a esta casa, en la que subraya la necesidad de que Tuineje recupere el lugar que le corresponde en la isla, con un liderazgo basado en la dignidad y la humildad.
«Es fundamental que Tuineje vuelva a tener el sitio que se merece», afirma Quintana, quien además considera que es el momento de devolver el municipio a sus verdaderos protagonistas: sus vecinos y vecinas. «Gobernar no es un privilegio, sino una responsabilidad que se ejerce con honestidad y vocación de servicio», remarca.
Quintana sostiene que la dignidad y la humildad son cualidades esenciales para el buen gobierno. «Un líder digno y humilde inspira confianza, fomenta la colaboración y se preocupa por el bienestar de todos, no solo de unos pocos», afirma.
Dignidad y responsabilidad
El portavoz de CONTIGO Tuineje lanza un llamamiento a la ciudadanía para exigir una política con principios. «Un líder digno debe actuar con integridad, respeto y responsabilidad. No puede aprovecharse de su posición para beneficio propio, sino buscar siempre el bien común y actuar con justicia», declara.
Humildad y escucha activa
Asimismo, defiende que un liderazgo eficaz pasa por reconocer las propias limitaciones y estar dispuesto a aprender de los demás. «Un líder humilde escucha activamente, valora las opiniones diversas y trabaja en colaboración con la ciudadanía», señala Quintana.
A su juicio, la humildad fortalece la legitimidad de quienes gobiernan, fomenta el trabajo en equipo y permite integrar diferentes voces en la toma de decisiones.
Por una gobernanza justa y responsable
«Un líder que actúa con dignidad y humildad se preocupa por el bienestar de todos los ciudadanos, buscando soluciones justas y equitativas», asevera. En este sentido, subraya que estos valores son pilares fundamentales para construir una sociedad justa, donde todas las personas sean tratadas con respeto y tengan acceso a oportunidades.
José Manuel Quintana concluye que la dignidad y la humildad no son solo cualidades personales deseables, sino virtudes esenciales para un liderazgo eficaz y una gobernanza justa y responsable.